
Es de gran importancia crear instancias de estimulación desde el nacimiento, pues le permite al bebé darse cuenta de sus potencialidades y sentir seguridad en sus acciones.
Hay estudios que nos indican que los niños que han recibido mayor afecto e incentivo en su desarrollo, poseen una buena autoestima y una positiva imagen de sí mismos, toleran más fácilmente la frustración y logran con mayor frecuencia sus objetivos que aquellos que no han sido debidamente estimulados.
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